El Grito

« Cayó la noche sobre el bosque, cubriendo con su capa de luciérnagas todo el espacio visible entre las copas de los árboles.
El ruido de las armas escupiendo fuego era incesante, y la sensación en aquel agujero empezaba a ser angustiosa. La oscuridad, el sudor de decenas de hombres angostados en aquella zanja, trazada como una cicatriz sobre el terreno. El olor a pólvora y miedo. El pensamiento constante de estar en el sitio y en el momento equivocado...
Y el calor.
El calor pegajoso que acentuaba la sensación de falta de espacio.

Parecía absurda la posibilidad de pensar en otra cosa que no fuera la supervivencia bajo un manto de balas silbantes. Pero en esos momentos en los que el terror quiere paralizar todos los músculos del cuerpo, la cabeza funciona a una velocidad vertiginosa. Lo complicado era discernir entre los pensamientos prácticos y los que dadas las circunstancias, eran como imágenes sin sentido reproducidas a cámara rápida.

Apostados tras un muro de piedras en las que golpeaban los proyectiles, eran muy pocas las ocasiones que tenían de responder al fuego enemigo. Conseguían apenas asomar las armas por encima del parapeto, a riesgo de que algún acierto de tanto metal volando, destrozara manos o dedos.
Pero había que defender la posición. Había que responder. Había que luchar, y había que hacer que parara esa lluvia de muerte.

Revisó su fusil y metió uno de los últimos cargadores con un golpe seco, con la decisión de vaciarlo sobre los fogonazos que se divisaban ladera abajo. Se incorporó rápidamente y comenzó a disparar con tanta rabia que su dedo índice se amorató. El resto de sus músculos se tensaron de igual forma paralizando sus miembros, y haciendo que pareciera una secuencia de vídeo congelada salvo el 'pow! pow! pow!' que salía como un trueno por la boca del cañón.

No supo si ya había terminado el cargador por completo cuando sintió el mordisco dentro del pecho y cayó de espaldas. Su dedo aún estaba apretando el gatillo al golpear su cuerpo contra el suelo. Fue entonces cuando empezó a gritar con una mezcla de rabia y de dolor.
Fue entonces cuando, arrastrándose buscando el abrigo de la trinchera, toda su alma se iba con esos alaridos y toda su vida se le escapaba por el agujero que se le había abierto en el pecho »


'El Grito' es mi homenaje personal a quienes vivieron y murieron en una trinchera.
6 de marzo, de 2019 - Imagen propiedad de 'ChuChoo Arte'©

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